La violencia vial surge como consecuencia de la combinación de factores individuales, sociales y ambientales que pueden desencadenar en comportamientos agresivos al volante o en el entorno vial y se refiere a la conducción temeraria, insultos y confrontaciones físicas en las vías que pueden tener consecuencias graves como accidentes, lesiones e incluso la pérdida de vidas humanas.
Para prevenir la violencia vial, se recomienda mantener la calma en todo momento. Si otro conductor comete una imprudencia, es fundamental evitar reaccionar con agresividad. Respira profundo y continuar la marcha sin responder a provocaciones, como insultos o gestos ofensivos.
También es importante ser cortés y respetuoso en la vía. Utilizar señales adecuadas para pedir el paso, agradece con la mano o con las luces intermitentes y ceder el paso cuando sea necesario.
Planificar los viajes con tiempo ayuda a evitar el estrés que provoca la prisa, que es uno de los principales detonantes de la agresividad al conducir.
Además, se debe utilizar la bocina solo para alertar sobre peligros, no como herramienta de presión o agresión. En casos en los que se perciba una tendencia a perder el control fácilmente al volante, es recomendable buscar apoyo psicológico o emocional.
El Departamento de Tránsito de la PNC hace un llamado a todos los usuarios de la vía a evitar la conducción violenta y aplicar siempre la regla de oro “trata a los demás en la vía como quisieras que te traten a ti”.